Tuesday, February 28, 2006

Son tan iguales que, en fin,....

Me parece que nos iría mejor si se desdramatizara el debate sobre el catalán y el español. Me explico. Es fácil entender la frustración que debe crear en el ciudadano que no conoce, por ejemplo, el alemán participar en el día a día de ese país: educación, salud, servicios públicos, socialización, etc. se desarrollan en alemán y, claro, un catalano parlante o un hispano hablante lo tienen muy difícil para desenvolverse si no aprenden, y rápido, la lengua de Goethe.

Pero, digo yo, es que resulta que el catalán y el español, o castellano, como quieran, son tan parecidos que una persona que no haya estudiado el otro idioma puede interactuar perfectamente con su interlocutor. Claro está, si el interlocutor quiere también. Eso es harina de otro costal.

Vean, si no, estos dos párrafos del blog de Arcadi Espada. Primero pueden leer la traducción al castellano y luego el original en catalán. Francamente, estos dos idiomas son tan parecidos que me produce sonrojo que pueda existir disputa alguna entre ellos. Es como si dos hermanos se pelean por quedarse con la hercencia del padre, en este caso el latín. Parece un despropósito, ¿no creen?

“Es esta la gente insolidaria de Cataluña. La que no quiere saber nada de nuestra cultura y de nuestra lengua. Esta, por mal que nos pueda saber el reconocerlo, fue la gran victoria del verdugo de nuestra existencia, que entorpeció muchos años de progreso y dejó estas secuelas, desafortunadamente”. (…) “Yo no me siento racista, sino todo lo contrario, pero ante ciertos individuos puedo entender lo que pasa en otros pueblos que tienen un porcentaje mucho más elevado de población inmigrada. Supongo que los llegan a aborrecer y, además, si encima los que roban, venden drogas y hacen las fechorías más importantes son esta gente, pues no hay para menos. Y si no, miremos los que tienen lugar fijo en las cárceles catalanas, y veremos el índice de catalanes que se incluyen. Escaso, gracias a Dios. Realmente, no me imagino un presidente de la Generalitat negro, pero tampoco extremeño”.


Ahora voy a escribirlo en catalán, por aquello de que una lengua comporta una visión del mundo una versión aproximada al catalán original: “És aquesta la gent insolidària de Catalunya. La qual no vol saber res de la nostra cultura i de la nostra llengua. Aquesta, per greu que ens pugui saber el reconèixer-ho, va ser la gran victòria del botxí de la nostra existència, que va entorpir molts anys de progrés i va deixar aquestes seqüeles, desafortunadament”. (…) “Jo no em considero racista, sinó tot el contrari, però davant certs individus puc entendre el que passa en altres pobles que tenen un percentatge molt més elevat de població immigrada. Suposo que els arriben a avorrir i, a més, si a sobre els que roben, venen drogues i fan les malvestats més importants són aquesta gent, doncs no hi ha per a menys. I si no, mirem els que tenen lloc fix a les presons catalanes, i veurem l'índex de catalans que s’hi inclouen. Escàs, gràcies a Déu. Realment, no m'imagino un president de la Generalitat negre, però tampoc extremeny”.

Wednesday, February 22, 2006

Publicidad y estupidez

Con frecuencia observo que la publicidad trata a los consumidores como auténticos estúpidos.

Las campañas publicitarias presentan con insistencia a personas que son capaces de comportamientos extrafalarios que se disfrazan de normalidad. Lo malo no es que se visualice la estupidez como algo corriente, sino que lo estúpido se diluye en el gel de la normalidad para conseguir aquello que, bien reflexionado, no tiene ningún valor. Claro que, como es sabido, el gel nos es muy útil para lubricar aquello que, angosto, es difícil de conocer.

Quizá, lo difícil de conocer en este asunto es nuestro verdadero rumbo como seres humanos en una sociedad de mercado. ¿Ejemplos de campañas destinadas al homo estupidus? La relación padre /hijo en el anuncio de un coche, las masas que abandonan todo por una patata frita con sabor a queso, comportamientos mezquinos que justifican el consumo de una sopa,...

Que conste que soy un tío cachondo, pero es que hasta una kilo de caviar, que no es el caso, te sienta mal, ¿n0?

Wednesday, February 15, 2006

Desazón

Leo con profunda tristeza esta noticia:

Nueve menores han sido detenidos en Sevilla acusados de grabar con un teléfono móvil y difundir a través de Internet imágenes "vejatorias" de una compañera del instituto que padece síndrome de Down, según fuentes policiales. El fiscal de menores ha ordenado que trabajen en un centro de atención a niños con el síndrome (Todo el texto).

Me intento poner en la piel de los padres de esta niña y, francamente, siento tristeza por todos. Por esta familia, por la niña,... ¿Y por los agresores? En fin, te vienen a la cabeza muchos tópicos como la falta de educación, la permisividad que impera en los centros de secundaria, etc. En mis años de secundaria mis amigos hacíamos gamberradas pero, jamás, nunca, a nadie de mi institituto se le hubiera pasado por la cabeza algo semejante, ni a los más maleducados, gamberros o como quieras llamarlos. Me repugna.

Lo peor es que la enseñanza secundaria se desmorona, se viene abajo, una institución que, por omisión o desidia, permite que sucedan estan cosas, porque suceden, es una institución en la que no podemos confiar.

En Estados Unidos, por lo menos, puedes educar a tu hijo en casa si te parece oportuno...

Monday, February 13, 2006

¿Somos guarros? Sí (y 2)
Vean, vean.
Niños y tele.
Esta viñeta también tiene lo suyo. Solemos culpar a la "tele" o a nuestros hijos por la excesiva cantidad de horas que los chicos pasan delante de ella. La sociedad nos culpa a los padres. Algunos padres culpan a la sociedad. Y los chicos, mientras todos nos culpamos los unos a los otros, venga, a ver más tele. Sin embargo, las cosas son más complicadas de lo que parecen a simple vista, ¿verdad?
Somos uno mismo pensando de todo un poco.
Esta viñeta de Garfield me mola. Unos pensando en lo divino, y otros en lo humano. O quizás ¿somos uno mismo pensando de todo un poco?

Sunday, February 12, 2006

¿Somos unos guarros los españoles? Pues va ser que sí.

Hoy me he dado una vuelta con mis hijos por ahí, en plan voy a disfrutar de los espacios de ocio de mi ciudad. En fin, qué frustración. En la pista de deportes había vidrios por doquier y los paseos llenos, literalmente, de mierdas de perro. La verdad, no me gusta ser un cascarrabias pero es que esto es de pena. En otros países esto no pasa (y en otros es verdad, la basura y la suciedad campa por sus fueros). Lanzo una reflexión: los españoles somos unos guarros, así de claro, somos unos guarros. Mucho presumir de que usamos jabón y desodorante, que si las alemanas tienen pelos en los sobacos, que si los ingleses no se lavan y sólo pasan la aspiradora... Nada de esto es cierto más allá de la anécdota. Uno se refleja en el espejo de su casa,y la nuestra está llena de suciedad.